Francisco Cañedo

Don Francisco Cañedo gobernó a Sinaloa durante 32 años, de 1877 a 1909, respaldado y bendecido por el dedo omnipotente de su compadre y amigo del alma don Porfirio Díaz, el también eterno Presidente de México.
Carismático, afable, ladino, marrullero, podemos jurar sin temor a equivocarnos, que si no hubiera muerto, aún continuaría asido al poder, gracias a su imán personal y a sus grandes recursos y argucias en la ciencia de la política.
Puede ser lo anterior una exageración, pero según lo pinta la historia, Cañedo era un hombre que se las sabía de todas todas en el difícil arte de la componeda y los enjuagues de tipo político.
Al triunfo del gobierno revolucionario de Tuxtepec, que encabezó el general Porfirio Díaz, el 4 de junio de 1877 tomó posesión como gobernador constitucional de Sinaloa el coronel Francisco Cañedo, quien después, por méritos en campaña, ascendería a general.
Dura en la cómoda silla hasta el 31 de agosto de 1878. Lo suple interinamente el presidente del Supremo Tribunal de Justicia, licenciado Manuel Monzón, del 31 de agosto al 3 de diciembre del mismo año.
Este tiempo lo aprovechó Cañedo para viajar a la ciudad de México a fin de informarle a don Porfirio de cómo estaban las cosas en Sinaloa y recibir su bendición para continuar sirviendo a la entidad. Vuelve el 3 de diciembre y no salió de Palacio hasta el 31 de enero de 1879.
El 27 de enero asesinan en Mazatlán, donde don Francisco se encontraba de visita, al periodista José Cayetano Valadés. Acusado de ser el autor intelectual del crimen, entrega el gobierno al general Francisco Loaeza, comandante militar del Estado, quien provisionalmente durante dos días ejerce el mando político, para ser sustituido por el licenciado Manuel Monzón, el 1º de febrero al 8 de mayo de 1879.
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